Wednesday, April 1, 2009

pedazo de alas (pedazo de un escrito del pasado)

En el cajón de los escritos olvidados encontré este texto. Sorprendentemente, me gustó.
se los dejo como parentesis entre las entregas de la chica post porno.

Pedazo de alas
16 mayo 2005
(revisión, 1 abril 2009)


Anoche soñé que tenía alas pero no sabía volar. Desperté. Mi espalda desnuda, el vacío compensando los sueños que tenía sobre los párpados.
Desde mis ojos de niño, y hasta mi parpadear de adulto, las cosas que flotaban fascinaban mi atención, la maravilla del prodigio de aquello que debiera caer más velozmente y no lo hace, la insensatez de una hoja de abedul que cayó del árbol y se rehúsa a tocar el suelo.
Alguna vez alguien me dijo que las palabras tenían la capacidad de flotar, y desde entonces suspiro palabras al aire, intentando encontrar aquella que volará y se perderá entre nubes de colores de fábulas. Tal vez tenga que ser un suspiro, o un grito elevado desde el silencio de mi respiro, no lo sé. Pero esa palabra tiene que encontrarse en algún lugar, y me he dedicado todos los cambios de colores que han sufrido mis ojos desde entonces para encontrar esos sonidos que al ser emitidos, no caerán.
Belleza de inconsciencia infantil, alas en los sueños, pesadumbre en el despertar.
¿Cómo se busca una palabra entre tanto silencio?
¿Y si yo fuera a convertirme en la palabra que tanto buscaba?
Decidí tener alas en la espalda para poder flotar. Si no era en mi costado, ningún otro lugar aguantaría la pesadez de mi realidad, aquella que impide el despegarme del suelo siquiera milímetros sobre los sueños.
No recuerdo si fue una determinación mía, o simplemente sucedió, pero recuerdo que en algunos espacios de mis juegos infantiles, de pronto caían plumas de avestruz a mi alrededor. Nunca supe si esas eran las que tenía destinadas y con un gran esfuerzo imaginativo las tenía que reunir, guardar, armar como rompecabezas y esperar a que llegara aquél que me enseñara a pegarme mi creación sobre la espalda… yo siempre me imaginé que mis alas serían de plumas inmensas de colores, o pequeñísimas blancas, casi transparentes, pero nunca de un ave que se le olvidó volar.
Alguna vez me paré en la orilla de un precipicio y le grité al retumbante vacío. Tal vez debía correr y aventarme a la incertidumbre, cual albatros que sabe que flotará a pesar de la pesadez de las alas que le impiden elevarse desde el suelo. Bello albatros, imposibilitado con sus inmensas alas a despegarse del suelo, siempre un pequeño intento de suicidio cada vez que siente la necesidad de volar.
Laberinto del desencadenamiento de incongruencias.
¿Qué será más pesado, saber que únicamente arriesgando mi posibilidad de divagar en el fantaseo de mi irrealidad, puedo llegar a flotar? O, ¿qué el suelo con la seguridad del arraigue a la habitualidad aparente permitiría especulaciones irrealizables?
Alas, únicamente quería alas, como un ángel, como un ave, como una mariposa con plumas de esmaltes polifónicos.
Quería verme en el charco que unas lágrimas habían dejado abandonado y reflejar mi espalda con protuberancias de plumas; llenar el desierto de tanta piel homogénea con protuberancias que quizás se atreverían a volar.
Volar, ese era el fin último.
Años y siglos e instantes en un parpadeo en el que confronto mi sueño con la realidad que me imagino me subyuga a lo inteligible.
Y si la casualidad penetrara por una ranura de mi pupila ¿hacia dónde se dirigirían esas alas inexistentes?
Tantos lugares que podría abandonar, tantos paisajes en los que me camuflaría sin ser nunca parte de ellos, tantas esferas breves como una palabra nunca emitida de las que podría desaparecer sin siquiera tocar con la planta de los pies.
¿era eso lo que buscaba entre las palabras suspiradas y las palabras susurradas?
¿o simplemente deseaba tener alas?
Crearlas con el material desechado por las ilusiones y los anhelos, desmenuzar los gránulos de arena que caen en silencio sobre un reloj que no marca el tiempo, chuparme los labios resecos y forjarlas con los ojos cerrados, con las manos atadas con estambre de araña sobre los ojos, con el cuerpo inclinado hacia las rodillas. Concebirlas en un pasaje del tiempo que jamás se concretará sobre un parpado que desea ser pétalo de amapola.
Y tenerlas, pintarlas sobre mi espalda, trazo a trazo, delinearlas sin pincel ni yemas de los dedos, simplemente con el deseo de su existir.
Tener alas sobre la espalda.
¿volar? No sé… la posibilidad ….

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( un paréntesis es un momento para respirar ) ( un paréntesis es un silencio para soñar ) ( un paréntesis es un espacio para estar )