Thursday, May 3, 2012

(caminar con Lola)



Camino las mismas cuadras varias veces todos los días. De pronto puede parecer monótono, pero no lo es. Me acostumbro a los horarios de los demás mientras observo. Cada vez que camino con la correa roja que se extiende hasta mi cachorra, mi mirada permea otras imágenes, personas caminantes. Los turistas abundan por acá, pero siempre son otros. Tomando fotografías, encantados con la ciudad, buscándose en el mapa, indefensos ante el sorpresivo cambio de clima.
Los turistas caminan más lento, su paso no se encuentra a la velocidad de los habitantes.
Los idiomas mezclan a los locales con los extranjeros. Melting pot, pensaba esta noche, recordando la terminología de una clase de historia en mi adolescencia.
La constancia es la rutina de la calle. La basura la sacan por la noche, a eso de las once los camiones la recogen. Por las mañanas traen los productos de ciertas tiendas, a las ocho. A la una de la tarde se llena la calle de oficinistas en la búsqueda de alimento.
Otra constante es la tienda de puros, tiene un ventanal que da a la calle. Se sientan hombres de todas las edades y fuman, mirándonos la imagen que somos nosotros. Los mendigos que piden dinero en cierta esquina, frente a la farmacia, junto a la tienda de veinticuatro horas. Su tonada siempre es la misma, la repetición de la oración, pidiendo.
Camino con Lola, a veces con audífonos, para escuchar las conversaciones ajenas mejor.
En noches calurosas las mesas exteriores del restaurante de la esquina están llenas. Algunos saludan a Lola, otros la ignoran. Ella busca bajo las mesas alguna pizca que robarse. Frente al restaurante japonés siempre hay algunos choferes platicando mientras esperan.
Las caminatas con Lola en las mismas cuadras se delinean de otros colores cada mañana, tarde y noche. 

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( un paréntesis es un momento para respirar ) ( un paréntesis es un silencio para soñar ) ( un paréntesis es un espacio para estar )