Tenemos una relación muy especial, mis pies y yo.
A veces los llevo a donde quiero ir, o son ellos quienes me llevan a mí.
A veces los maltrato con tacones de 15 centímetros, medias apretadas, ellos se quejan, con ampollas y cortadas. También los trato tan bien que los mando a un pedicure cada tanto, les pongo crema todas las mañanas y todas las noches, los masajeo y les platico mis sueños, por si se los perdieron.
Mis pies, son tan lindos que les compro zapatos, pero a veces, también me los compro a mí. Los calcetines gruesos, con monitos, les encantan. Las mallas no tanto.
Mis pies, son tan desastrosos que por más que los tallo, siempre están sucios, se enganchan a los pasos y adhieren memorias de la única manera en la que saben cómo hacerlo, por las plantas.
Son descalzos.
Descalzos viven.
Mis pies, descalzos, en libertad.
Y ellos, se erotizan solos y me dejan de lado,
no siempre quieren hacer un trío.
1 comment:
Me he dedicado toda mi vida a la ciencia de materiales, lo que me impide ver la cosas de una manera poética "supongo". Sin embargo, agradezco que existan personas que me permitan conocer y apreciar, a través de las palabras, la belleza detras de las cosas importantes.
Simplemente encantadora reflexión.
un saludo Kelly
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