Tuesday, June 8, 2010

Érase una vez... la pornografía (texto publicado en la revista algarabía #69)

Érase una vez… la pornografía1

por Kelly A.K.

Lo que para unos es pornografía, para otros no es más que la carcajada del genio.

D.H. Lawrence

¿Qué es la pornografía? ¿Dónde empieza ésta y dónde termina el erotismo? ¿Cuál es la diferencia entre un desnudo artístico y los que aparecen en Penthouse? Quizá no existan respuestas concluyentes a estas preguntas, pero sí se puede explorar un poco en las definiciones y los orígenes de aquello que llamamos pornografía.

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Primer acto

Una bella joven habla con su amiga y le comenta su gran problema: no puede obtener placer sexual. Acude al médico, y éste, tras revisarla, encuentra que la falla no es fisiológica, sino anatómica: el clítoris se encuentra en su garganta y no en sus genitales. ¡Eureka! Lo que necesita es hacer felaciones profundas constantes para acceder al orgasmo…

Segundo acto

Una mujer es secuestrada y obligada a entrar en un coche con la cara cubierta. Dentro de una habitación, otras mujeres la desnudan y comienzan a acariciarla y besarla; ella se rehúsa, se defiende, pero poco a poco se somete al placer. La están preparando para una aventura detrás de la puerta verde, un mundo en el que probará los placeres como a una sacerdotisa en su iniciación…

Tercer acto

Dos hermanas quedan huérfanas. En el orfanato, la directora corrompe a una y la otra escapa buscando la virtud. Un conde la acoge como criada de su mujer, pero la convierte en esclava sexual. La joven pide albergue en un monasterio, pero los monjes la violan, la golpean y le cosen el ano y la vagina para desvirgarla una y otra vez. Cuando se reencuentra con su hermana, se da cuenta de que ésta, en su corrupción moral, no había llegado a actos tan depravados…

¿Cómo se llamó la obra?

Entre el erotismo y la pornografía

Es sumamente complejo hablar de la historia de un género de expresión humana cuando éste no se ha podido definir. Annie Sprinkle, exprostituta, pornógrafa y artista, dice que «en el erotismo se utiliza una pluma, en la pornografía, la gallina entera»; la actriz porno Gloria Leonard sostiene que la diferencia entre ambos es sólo la iluminación, y Naief Yehya, escritor mexicano que reside en Nueva York, dice que la pornografía se considera no por lo que es sino por lo que causa.

Etimológicamente, pornografía viene de pornos, pornos, 'prostituta' y grafos, graphos, 'escritura o dibujo': «estudio de la vida y costumbres de las prostitutas». Posteriormente evolucionó como vocablo para hablar de un género de expresión de la sexualidad humana: primero, el francés Nicolas Edme Restif de la Brétonne en 1769 lo utilizó en su texto sobre las prostitutas; en 1857, se acuñó también en la lengua inglesa y se le relacionaba con la higiene; luego, en 1864, el diccionario Webster introdujo la palabra para describir pinturas licenciosas que decoraban espacios con aspiraciones orgiásticas.

En español, la rae la introdujo en 1899, en la que tenía tres distintas acepciones, que se mantuvieron hasta 1992 --sí, los hispanos, siempre tan atrasados en sexualidad, hasta léxicamente--: 1. tratado acerca de la prostitución 2. carácter obsceno de obras literarias o artísticas y 3. las obras literarias o artísticas de ese carácter. Actualmente, la primera acepción es «presentación abierta y cruda del sexo que busca producir excitación».

Pero lo que no se ha dicho es que la pornografía, además de la expresión de la sexualidad, es una trasposición de actividades, el llevar lo privado a lo público, es decir, lo obsceno: lo que está fuera de escena, la intimidad expuesta ante el ojo que la desee ver.

Lo obsceno

El cuerpo pornográfico, compacto, se muestra, no se da, no hay ninguna generosidad en él.

Roland Barthes

Los dos primeros actos al principio de este texto describen las películas pornográficas2 que dieron inicio a la industria como la conocemos hoy en día --en su era dorada o porno chic--; el tercero es un texto del Marqués de Sade, considerado hoy en día como literatura erótica. Pero, tras leer las descripciones, ¿no podríamos considerar que el tercer acto es más pornográfico que los otros dos?

El erotólogo Valerij Savchuk habla de la transformación de la imagen del cuerpo desnudo en el arte, desde la Venus de Willendorf, pasando por las formas clásicas grecorromanas, las pudorosas del Medievo al romanticismo, hasta el abstracto del siglo xx. Por ejemplo, cuando se descubrieron las figuras de Pompeya en el siglo xviii, se miraron con los ojos de la moralidad, escondiéndolos en museos secretos, lejos de las miradas de mujeres y niños. Estas mismas figuras de hombres y mujeres desnudos, de falos gigantescos y de hombres con penes erectos y del tamaño de sus brazos, habían estado expuestas en las plazas públicas de la ciudad romana. En Europa, siglos después, las vieron como pornográficas. Hoy en día, son eróticas.

Desde 1523 ya circulaban obras literarias pornográficas, pero fue con la masificación de los medios --desde la invención de la imprenta en el siglo xv y su desarrollo en siglos posteriores, y con la irrupción del cinematógrafo a finales del siglo xix-- cuando se volvieron accesibles al pueblo y se abarataron. Savchuck escribió que la pornografía, como la conocemos hoy en día, fue «descubierta» a principios del siglo xx, justo antes de la Expo Mundial en París, cuando la policía confiscó más de 80 000 tarjetas «indecentes»; más que su contenido, lo escandaloso era su número, descomunal para aquellos días. Aunque hoy quizá, serían simples fotografías eróticas.

Si saltamos hasta los años 70, encontramos la era de la «porno chic», las películas de alto costo con argumentos de por medio --no simplemente sexo, sino algo más: un espacio en el que se pretendía que el espectador se pudiera identificar con los personajes, como el cartero que toca la puerta de una mujer en negligé que le agradece el paquete… acariciándole el paquete-- y revistas como Hustler, fundada por Larry Flynt, pornógrafo señalado por la sociedad como «enfermo», pero que defiende su derecho a la libertad de expresión y al consumo de productos que a él, y a muchos otros, le parecen placenteros.

De lo privado a lo público

Una de las primeras revistas porno fue la californiana Jaybird en la cual, además de desnudos, se mostraban escenas lúdicas; luego, en 1968 apareció la competencia sicodélica Sundisk, aunque Playboy ya hacía de las suyas desde los años 50,3 pero con menos piel y menos juego. Penthouse inició en 1965 en Inglaterra, y fue más explícita, mostrando pelo y simulación de penetración.

Entre las revistas y las películas, la industria de la pornografía floreció: Martin Amis afirma que en 1975 el valor del porno en los ee. uu. era de entre cinco y diez millones de dólares; actualmente entran en la ecuación ocho mil millones, invertidos en diversos «quereres» mediáticos.

Por otro lado, la pornografía ha influido la evolución del siglo xxi: las videocintas se desarrollaron para que las salas de cine no fueran el único lugar en el que se pudieran ver películas… y, desde luego, esto incluía a las películas porno. Lo obsceno se llevaba a casa, de lo privado a lo público y de regreso. En la guerra de los formatos --Beta vs. vhs--, la industria porno inclinó la balanza hacia una vertiente y la otra murió: rip al Beta.

¿Y qué decir de la Internet? Internet permitió que se desarrollara la pornografía amateur: ya no eran las actrices operadas y perfectas ni los actores con miembros exorbitantes los que se venían en tu pantalla, sino seres comunes y corrientes mostrándose, en sus orgasmos, ante el mundo. Además de que comenzaban a alimentarse las preferencias específicas, se volvió más fácil encontrar lo que a uno le excita, y a seres afines a los que les excita lo mismo.

¿Con final feliz?

La historia de la pornografía es la historia de la humanidad. La industria porno, que no sufre crisis como las demás,4 sigue descubriendo maneras de ser vista, de ser aprendida y aprehendida, de ser disfrutada y deseada. Sin que seamos conscientes de ello, es la pornografía la que ha dirigido parte de nuestras vidas durante las últimas décadas. Los avances de la tecnología, de la moral, de la publicidad, de la industria fílmica, todo tiene que ver con llevar a lo público lo privado, al exponer las distintas expresiones de la sexualidad. Lo porno ha invadido nuestras vidas.

der ding ding dong

(cuanto lo siento, pero no me pude resistir, de lo que más me ha hecho reir en un rato...)
(Sí, ya soy super fans de Gunther)

Monday, June 7, 2010

partes


quería que escogiera una parte de su cuerpo, la que más le gustara, le iba a sugerir una, la que a ella lee parece la más suave, la tersa, la que disfruta acariciando en momentos de ensoñación, (susurraba sin que se diera cuenta, mirándolo nada más), su hombro derecho.

Pero si le digo que esa es la parte más suave de mí, entonces, quizás se quede ahí, dibujando las canciones que no sabe escribir, dilatando sus huellas dactilares mientras el resto de mi cuerpo me inculpa por la desatención y la soledad en la que se siente inmerso.

Quería que escogiera una parte de mi cuerpo, para que fuera solamente suya. Así, cuando se bañara, se pusiera crema, o simplemente sus dedos se distrajeran como suelen hacerlo cuando lee o ve gente pasar en la calle, sabría que lo engañaba, que cometía adulterio contra él, al tocar el hombro que le pertenecía, se convertía en el otro. El resto de mi cuerpo era mío y podía hacer con él lo que quisiera, dárselo a nadie o mostrárselo a todos.

Delicia de sonrisa al saber que él sabría, siempre, que podía engañarlo y que no lo hacía, o que me instigara a hacerlo, que me marcara con su lengua y una sutil mordida marcada en el delirio de su presencia.

Quería que escogiera una parte de su cuerpo para que, realmente, lo escogiera todo.

Saturday, June 5, 2010

tacto


Tan sencillo como tocar.

Touch is simple. As simple as touching. With fingertips, just touch. What happened in that encounter between skins was similar to what one might find the first dawn one sees after making love all night, or rather, after fucking all night long and a few days more. After progressive orgasms, the sun shining bright acquires a different meaning, always.

Touch is simple, but to be touched is an art. Tocar es sencillo, que te toquen es un arte. Dejarte tocar. She had worked at it her entire life. No quería simplemente ser tocada, quería ser una professional, experta. Expertise in touch. In being touched.

Cada quien toca de manera distinta, las caricias saben a quienes las otorgan, se deshacen en el sabor de lo que traen en la boca, de los últimos pensamientos que salieron expelidos en las cercanías.

Con el dedo índice generalmente se trazan historias que no se desean contar, es el más empalagoso. El anular is the most timid and the softest of the fingers, when it caresses, it does so in a manner as if it was creating a whole new language on your skin, una nueva civilización.

La mano izquierda y la derecha tienen lenguajes distintos, as much as you try to confuse them; I close my eyes and try not to know which hand is which, and I fail, miserably. I always know. Su tacto está escrito en mi piel.

El pulgar es el más intenso, como si de verdad adquiriera vida propia, un ser aparte. He touches me with his thumb, and I know, exactly, what is going to happen next, or not. Las predicciones del pulgar mienten, pero son mentiras tan deliciosas que las volvería a repetir una y otra vez.

Nunca le creo nada a la caricia del pulgar izquierdo, y si lo acompaña el dedo medio, quizá, cuando aprieta mi pezón, o cuando juega en el ombligo, precursor de otros ronroneos que hará después, I simply melt, porque sé que ahí está toda la mentira de su ser, porque sé que me dice demasiadas cosas con esa caricia and just maybe, I don’t want to hear them, I just want to be touched.

Pero él. He was just too much.

Not only did each of his fingers have its own way of touching, but he had defined a different way of touching each part of my body.

Bajo sus huellas dactilares no tenía otra cosa que hacer más que derretirse and let her be sculpted once more by the creativity of the sensations his fingers provoked.

Thursday, June 3, 2010

9 años

y por más que intente evitar este día, de dar brincos y volteretas, de ignorarlo, el día igual llega.

He hecho de todo, lo he metido debajo de la cama para que converse con los monstruos que me asustaban en la infancia, en el closet también.

He intentado introducirlo dentro de una de esas vasijas de vidrio para mermelada preparada en casa que después son imposibles de abrir.

También lo traté de cocinar, pero amargó la comida.

Una vez lo metí a la tina, al día, claro, para ahogarlo y quizá, desaparecerlo. Labor inútil, al año siguiente, ahí estaba.

También arranqué esa fecha de todos los calendarios.

Un año me fui a la feria todo el día, y después lloré. La fecha me había estado esperando, sentadita en mi casa, lista para saltarme encima en cuanto cruzara la puerta con una sonrisa.

Imposible esquivar fechas.

Una vez intenté volverme transparente, tan transparente como la transparencia de las lágrimas que se transparentan en la ropa blanca que se esfuma en la transparencia de la tristeza que se deshace en lágrimas.

Un año más un año menos, ausencia continúa en la misma presencia.

Ah, malditas fechas que no son de años bisiestos.

Eso deberíamos de abogar, la próxima vez que se cree una calendarización solar/lunar/escolar/venusina/terrestre, las fechas difíciles solamente vendrán a visitarnos cada 4 años, o más. Así el año será apacible, ligero, dulce.

Palabras esquivas. Hoy me es difícil decir más.

¿Cómo pasar un aniversario luctuoso?

Viviendo.

(( ))

( un paréntesis es un momento para respirar ) ( un paréntesis es un silencio para soñar ) ( un paréntesis es un espacio para estar )