Wednesday, April 28, 2010
)acoso bicicletero ()-()
Monday, April 26, 2010
(Foro Porno)
Tuesday, April 20, 2010
La escala Richter de las emociones
Soy un temblor de tierra
Los sismógrafos señalan mi paso por el mundo
- Vicente Huidobro
Y, entonces, cuando lo viste… ¿qué?
Ah, me movió, sí, me movió.
¿cuánto?
Pues como un 8.3
¿en serio? Uf, que fuerte.
Con todos los terremotos, los temblores, los movimientos tectónicos que está desperezando a la tierra y aterrorizando a sus habitantes últimamente, los sismos se han vuelto parte de la conversación fatídica de los ciudadanos de ésta, y muchas otras capitales.
Hace poco una alumna preguntaba si habría clase ya que tal día temblaría, lo habían profetizado.
Le conté a un gran amigo, J.G. esto. Me dijo, ¿y tú puedes predecir cuando alguien te va a hacer temblar? Le dije que no, pues entonces, con la tierra sucede lo mismo, me dijo.
Claro, no, impredecible absolutamente.
Y de ahí surge la noción de la escala Richter de las emociones.
No todos te mueven igual, no todos te provocan lo mismo.
Si un hombre te incita un 6, es de los que te despiertan en la noche, pero no los temblores por los que sales corriendo a ponerte bajo la puerta, simplemente sonríes, mucho, y te vuelves a dormir.
Si te provoca un 8.5, entonces, tal vez, te quedas sin habla, y sí, sales huyendo, aunque sea en pelotas, para salir de tu edificio, de tu casa, y tal vez, de tu corazón. Te sonrojas, te quedas sin palabras, no sabes más de ti; las manos sudan, y ya se acerca al 9.1, las pupilas se dilatan, el hambre es inexistente, las mariposas en el estómago ya no son un mito. Explosión.
No, no se puede predecir qué sismo causará el encuentro con otro ente viviente, ni su magnitud. Ah, no, es imposible pronosticar el choque de las capas tectónicas de las sensaciones. Y qué decir de las replicas causadas por el primer temblor. Pueden durar años, o instantes.
Verdadera lástima cuando de un sismo de 8.7 se pasa a un 6.3 y finalmente a un 4.5, de esos que apenas y se sienten, que te preguntas si realmente sucedió o no.
Maravilla cuando un temblor que parecía réplica, se vuelve una verdadera hecatombe en el cuerpo de quien la sufre.
Un milagro, cuando el temblor es mutuo.
Y a ti, ¿cuánto te mueve?
(Ese temblor, es temblor del cielo - decía Huidobro...)
Sunday, April 18, 2010
Only fools rush in...
“Quiero que me quieras, quiero que me adores, quiero que me sientas, me urge que me ames.”
- Mario Lafontaine & Rick Nielsen
(Este texto comenzó como una declaración (o justificación) de mi propia acidez, ¿existe la posibilidad de que a mi corta edad ya no crea en el amor más que como reacciones químicas en el cerebro?
Comenzó como un escrutinio antropológico, filosófico, erotológico y fisiológico hacia la adicción al sexo pero, ¿no es bastante obvia la conclusión? Así que, preferí quemar las odas de Roldán e Isolda, los poemas de Becquer y encontrar, realmente, de dónde sale tanta cursilería y cómo librarnos de ella. O no. )
Una pareja, el ideal adolescente, el amor desenfrenado, la pasión ilimitada, la media naranja… invenciones del medioevo para.. ¿explicar la fidelidad? ¿excusa de la reproducción? Sin lugar a dudas ha sido tema de poetas, dramaturgos, artistas y políticos, pero, ¿existe el amor más allá de su intangible idea?
Desde la literatura y la vivencia retomo algunos fragmentos de un discurso amoroso de Barthes para, quizás, apuntar qué tanto de la ilusión amorosa es real. ¿me has llegado a lo más profundo del corazón, o de mi corteza cerebral?
Las pupilas (y las palabras) se dilatan…
ABISMARSE. Ataque de anonadamiento que se apodera del sujeto amoroso, por desesperación o plenitud.
Al verse reflejado en las pupilas dilatadas del otro comienza una fiesta de actividad en el área del cerebro donde las células de dopamina se proyectan hacia otros lugares del cerebro, incluyendo el caudal dorsal posterior y su cola, lugares centrales en la cabeza del que ama en la que la motivación y la recompensa festejan. Sí, no es tan importante que te amen, sino amar… por ahora.
RESONANCIA. Modo fundamental de la subjetividad amorosa: una palabra, una imagen resuenan dolorosamente en la conciencia afectiva del sujeto.
¿Por qué el macho déspota y egoísta es tan sexy y se antoja, y el geek buena onda y enclenque no? (además de los fundamentos sociales con los que nos han taladrado desde la infancia con las personas más bellas en las portadas de las revistas). Algunos científicos dicen que es por las feromonas. (Y algunos dicen, y, aguas, que esto es doloroso, las mujeres se sienten atraídas por los hombres que son genéticamente similares, pero no demasiado, a sus papás… así que complejo de Electra, ¡ex scientia vera!)
RAPTO. Episodio considerado inicial (pero que puede ser reconstruido después) en el curso del cual el sujeto amoroso se encuentra “raptado” (capturado y encantado) por la imagen del objeto amado (flechazo, prendamiento)
La investigadora Helen Fisher divide el amor en tres categorías en las que el cerebro se utiliza de manera distinta, con metas singulares y químicos que controlan dicha pesquisa, fieles a su búsqueda:
1 – Lujuria – el deseo por la gratificación sexual – ‘controlada’ por andrógenos y estrógenos (hormonas, tenían que ser… claro).
2 – Atracción – la dopamina y norepinefrina (bastante similares a las anfetaminas, de hecho la segunda produce más adrenalina, sí, por eso del tun-tun-tun acelerado) son las que nos hacen saltar como ranas persiguiendo mariposas cuando todo va de maravilla dentro de este amor romántico en el que todo es posible porque es la búsqueda que nos encajaron en el cerebro desde temprana infancia, buscando a príncipes y princesas en un mundo en el que la realeza es la más depravada. Los pensamientos obsesivos, el mal humor, la estupidez total y absoluta y la adicción hacia el otro son controladas por niveles bajos de serotonina. (Y sí, el chocolate eleva esos niveles… ¿alguna duda sobre esa otra adicción? )
3 – Apego – las hormonas también rigen este régimen amoroso, pero son otras ¿menos? Peligrosas, la oxitocina y la vasopresina son las que provocan la sensación de calma, paz y estabilidad en una relación de larga duración. (¿existen todavía o esas hormonas han sido erradicadas de nuestro sistema desde la evolución hacia el individuo y su subsecuente miedo al compromiso, búsqueda de uno mismo que se alarga hasta más allá de la crisis de los 30s, 40s, and so on and so forth.)
LOCO. El sujeto amoroso es atravesado por la idea de que está o se vuelve loco.
¿Soy yo, mis genes, o mi dopamina? Los genes dicen que sí, el otro funciona para la combinación ideal. Mi dopamina provoca que mis palpitaciones se eleven, me sonroje un poco más y…
¿yo? ¿qué tengo que ver con todo esto? (son los elementos sociales, los genes, que el cuerpo haga lo suyo y que a mí, me dejen en paz.).
ANGUSTIA. El sujeto amoroso, a merced de tal o cual contingencia, se siente asaltado por el miedo a un peligro, a una herida, a un abandono, a una mudanza – sentimiento que expresa con el nombre de angustia.
Di que sí para siempre y entonces el área en el cerebro donde se alberga la adicción a la cocaína y a la heroína saltará de alegría por la recompensa de comprometerme en una relación monogámica.
POR QU´E. Al mismo tiempo que se pregunta obsesivamente por qué no es amado, el sujeto amoroso vive en la creencia de que en realidad el objeto amado lo ama, pero no se lo dice.
La amígdala tiene conexiones directas y extensas hacia todos los sistemas sensoriales del cerebro y es conocido como el centro emocional. Por lo que entre más tiempo dura una relación, más cosas se albergan ahí. Sí, escríbanle un poema: “Toda mi amígdala está llena de ti”, y quizás así, se la crea.
ANULACION. Explosión de lenguaje en el curso del cual el sujeto llega a anular al objeto amado bajo el peso del amor mismo: por una perversión típicamente amorosa lo que el sujeto ama es el amor y no el objeto.
El premio Nobel Paul Greengard platica sobre la proteína DARPP-32 la cual, por lo menos en ratas, provoca la receptividad sexual en las femeas. Digamos que sin esta proteína, las señales que deberían llegar a la dopamina, estrógeno y progesterona no se mandarían por lo tanto la frigidez sería un estado normal de las cosas… (conociendo lo fundamentales que son las hormonas para el deseo sexual que, a su vez, es necesario para crear la ‘ilusión’ de amor).
OBJETOS. Todo objeto tocado por el cuerpo del ser amado se vuelve parte de ese cuerpo y el sujeto se apega a él apasionadamente.
La doctora Helen Fisher dice que todos los datos sobre la relación se guardan en la corteza prefrontal, se acomoda la información en patrones, se planean estrategias y se monitorea el progreso para llegar a la gran excelsa meta fisiológica: la reproducción. (o por lo menos, el encontrar la pareja ideal con quien existiría la posibilidad y/ o el potencial de combinar genes). (Sí, you and me baby we ain’t nothing but mammals…).
Bueno, mamíferos pensantes, ya que el amor también se ha relacionado con el lóbulo frontal, la parte más desarrollada del cerebro, donde se encuentran las áreas de confianza, respeto, deseo de compañía, etc.
TE AMO. La figura no remite a la declaración de amor, a la confesión, sino a la proferición repetida del grito de amor.
La cual muchas veces es un acto creativo, ya que según varios psicólogos de la Universidad de Ámsterdam el amar transforma la manera en la que pensamos, cómo se formulan los pensamientos dentro de nosotros, ya que estimula los procesos y produce el pensamiento creativo e interfiere con el pensamiento analítico. (al contrario de cuando pensamos en sexo, ya que éste estimula los procesos locales, lo cual promueve el pensamiento analítico e interfiere con la creatividad… ¿será porque para ‘conseguir’ sexo debemos ser más ágiles y para tener una pareja, más inventivos?)
DEPENDENCIA. Figura en la cual la opinión ve la condición misma del sujeto amoroso, sojuzgado al objeto amado.
Los niveles altos de Oxitocina y vasopresina (esas que, quizás, sean el antídoto a la epidemia del miedo al compromiso) pueden interferir con los caminitos donde la dopamina y la norepinefrina caminan, por lo que el apego acrecienta y la pasión disminuye.
Ah, y por si fuera poco, la testosterona puede suprimir a las hormonas del compromiso, por lo que la excusa “No soy yo, es mi extrema masculinidad…” tiene bases científicas (lo siento).
Por otro lado, un estudio en la universidad de Ginebra y en la de California, Santa Bárbara, descubrieron que entre más enamoradas estén las mujeres, más fácilmente llegarán a la cúspide de su (s) orgasmo (s), y se verá la actividad en el área del cerebro… sí, una vez más, de la recompensa y adicción, claro, qué, ¿no sabían que el orgasmo podría entrar dentro de la lista de adicciones? (ilusos).
GRAUDIVA. Este nombre, tomado del libro de Jensen analizado por Freud, designa la imagen del ser amado en cuanto acepta entrar un poco en el delirio del sujeto amoroso a fin de ayudarlo a salir de él.
Los químicos han dejado de funcionar y de pronto, dos completos extraños se encuentran frente a frente, mirándose a los ojos, sin entender cómo es que han pasado tanto tiempo con esta persona tan irritable, mal educada, con unos hábitos terribles, que no tiene nada interesante que decir y que no tiene nada en común con ellos. La realidad, dura y terrible, de la persona que amanece junto a ti, te revuelca sin máscaras químicas bajo las cuales protegerse. (Claro, no siempre debe ser así, si se logró que la oxitocina y la vasopresina sean las reinas, no hay bronca, las ilusiones ya se rompieron y dieron paso al compromiso de larga duración).
DESREALIDAD. Sentimiento de ausencia, disminución de realidad experimentado por el sujeto amoroso frente al mundo.
Perder a alguien a quien amas equivale a encontrarse dentro del síndrome de abstinencia, comparado a cuando se deja la cocaína o la heroína. El insomnio, la depresión, la tristeza son parte ineludible del ‘proceso’ cerebral que se vive, así que, ¡a amachinar que más químicos llegarán!
Podría seguir ‘justificando’ mi acidez y falta de fe hacia el amor con procesos químicos y fisiológicos que llevan a la adicción, sin tomar en cuenta (demasiado) al otro, o podría decir que me rompieron el corazón y está sanando, o que no he encontrado los genes ideales con los cuales mi cerebro hará fanfarrias al olerlos. Sin lugar a dudas el amor es una adicción por todo lo que sucede en el cuerpo al encontrarlo (y des-encontrarlo) y Barthes es prueba clara de la creatividad que produce y del permiso temporal de ser la cursilería andante que nos adjudicamos al enamorarnos; pero sea cual fuere la excusa para vivir dentro de la ilusión promisoria de felicidad que otorga el otro, la mayoría de la humanidad aboga por que es la puerta de entrada hacia la felicidad así que, pues, a volverse adicto… o a sufrir de abstinencia.
(para más información, favor de dirigirse a : www.loveaddicts.org )
(P.D. 1
No hay que olvidar el amor propio, que no produce todas esas divertidas fiestas químicas cerebrales, pero sí promueve la seguridad, madurez y autoestima.)
(P.D. 2
O, a buscar otra adicción. ya que falta aún aquella deliciosa adicción al otro, en la cama, a los orgasmos múltiples, a los chupetones y al sudor mezclado en jadeos. Cuando no existe el amor, sí existe la adicción a las sensaciones que produce el cuerpo del otro… en la cama.
Sí, esa será otra historia, y generalmente es la misma, pero nos engañamos con el sabor dulce de las endorfinas resultantes de unos buenos revolcones y el ‘quiero más’.
Pero sí, esta adicción en otro momento será descrita, pero sirve de suficiente excusa para continuar en las relaciones libidinosas sin compromiso, “No eres tú, son las endorfinas que me produces” será escuchado mucho más de ahora en adelante. )
Friday, April 16, 2010
Thursday, April 8, 2010
) ) ) Las tres vidas del 2010 ) ) )
La pública, la privada y la secreta
(post conversación con @Ulysses68)
supongo que en todas épocas las personas se albergan dentro de distintas vidas. La pública y la privada siempre han sido parte del devenir cotidiano del ser parte de una sociedad, participar dentro de ella, y, a la vez, de sostener un diálogo íntimo de privacidad.
Cuando todos nos podemos esconder tras una pantalla, la vida privada se expone. Es la antítesis de la privacidad, de la timidez. Si no tienes que dar la cara más que con un avatar, entonces puedes exponerlo todo.
Ahí entra la tercera vida, la creada ahora, la necesaria en el mundo demasiado conectado para su propio bien. La vida secreta, la que ni por tweet, ni en Factbook, ni en el blog ni en el mismo chat le mencionas a tus compas. Es la vida que susurras en tu almohada al despertar, la de las pesadillas y las penas, la de la diarrea y el dolor de estomago, la de la estupidez aceptada pero no difamada, la de estrategia de la popularidad populosa, la vida secreta de los orgasmos que se tienen cuando en el cuarto de junto están tus papás o un amigo; la de los hábitos que toda persona solitaria tiene y que a nadie le cuenta. La de los mocos, la de los estertores, la de los calzones volteados, la de las cosas que no quieres que nadie sepa nunca.
¿a qué vida pertenece la ficción y a cuál la realidad?
Tuesday, April 6, 2010
(oraçao ao ritornello do tempo)
(recreación a partir de la obra de Plinio Ávila “El orden de la calidad de las semejanzas y el orden de la cantidad de las equivalencias” expuesta en MACO 2010)
És um senhor tão bonito
Quanto a cara do meu filho
Tempo tempo tempo tempo
Vou te fazer um pedido
Tempo tempo tempo tempo...[1]
Transposición temporal, experimentación de lo efímero… si en los ojos del otro te pierdes, ¿vives en el tiempo que el otro vivió?
La dimensión de la temporalidad es una ilusión creada por los cuerpos que se restringen a vivir una sola vida a la vez, tristeza de la vulnerabilidad humana. ¿Vulnerabilidad? No es esa misma la que logra que dentro del gerundio se viva en un segundero constante que se rehúsa a finalizar…
De modo que o meu espírito
Ganhe um brilho definido
Tempo tempo tempo tempo
E eu espalhe benefícios
Tempo tempo tempo tempo...
Si dos gotas de agua se congelan en una estática reflejada por el reflejo mismo de sus seres, el espejo de los espejos en los que se desplazan cuando no se están mirando ¿se reflejan a su vez?
E quando eu tiver saído
Para fora do teu círculo
Tempo tempo tempo tempo
Não serei nem terás sido
Tempo tempo tempo tempo...
Las arrugas de uno se reflejan en las pupilas del otro; vivencias que no se advierten más que por el latir de las venas de dos manos que se enlazan dentro del vínculo del conocimiento que otorga el otro, para el otro.
Ahí, naciste.
Ahí viviste, se dicen en el reflejo de las fotografías que únicamente pueden compartir con las historias y anécdotas que nunca se cuentan de la misma manera.
Ainda assim acredito
Ser possível reunirmo-nos
Tempo tempo tempo tempo
Num outro nível de vínculo
Tempo tempo tempo tempo...
Cuando están ahí, uno dentro de la efigie del otro, imágenes resguardadas por la nostalgia de no lograr compartir el mismo pasar de las hojas del calendario porque… ¿por qué? Ah, claro, son padre e hijo, reunidos en el ritornelo de la sonrisa que comparten, sus vidas, son dos. Pero una mientras se reflejan, son.