Pensé que hoy no te iba a extrañar. Todo me indicaba que sería un día que se asemejaba a la normalidad, con discrepancias y algunas sorpresas. Pero amanecí derretida en mi cama, sin posibilidad de moverme.
Hoy tu ausencia pesa más.
Tu ausencia pesa siempre, todos los días, en cada acción o noticia que te hubiera contado. Quién se casó, cómo se llama mi perrita, qué estoy estudiando, quién tuvo otro bebé…
Tu ausencia se siente todos los días, en cada aventura que ya no tuvimos, en las conversaciones que se quedaron a la mitad. Tu ausencia me pesa cuando quiero abrazarte, un poquito nada más, y saber que hueles mal porque no te bañaste y me persigues para que te siga oliendo y yo grito y los dos nos reímos.
Hoy no te hubiera gustado cumplir 35 años, pero a mí me hubiera gustado celebrarlos, contigo.
Hoy yo celebro la vida que tuviste, que viviste y celebro la mía. Celebro los días que yo sí respiro y hago y lloro.
Hoy me comeré un pastel y no le prenderé velitas para que no te sientas mal por todos los años que no cumpliste. Pero me lo comeré para que sepas que te estoy celebrando. Que celebro la vida, la posibilidad de vivir.
Hoy te extraño más.
Mañana te extrañaré un poquito menos porque sino los días no se estremecen como deberían, pesarían demasiado.
Hoy te extraño más porque es el décimo cumpleaños que no cumples. Porque hoy tampoco está mi hermano mayor.
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