Friday, December 11, 2009

(la ventana del sueño)

Cuando me acosté, tras unas horas de intensa actividad matutina, no me había bañado. No había agua en casa. Otra vez.
No me había acostado, más bien estaba sentada, en posición zen, buscando el silencio interior: cayendo despierta.
Pasan minutos que parecen intensidades. Omití el desagrado de meterme a la cama con el olor a sudor despegándose de mi cuerpo. Los sudores nocturnos y los matutinos no huelen igual. Tampoco los sudores sexuales ni los febriles. Debería de existir una clasificación por sudores… en fin …
En esos instantes de sueño que no es sueño, minutos enteros dentro de los que pasan horas me encontré en mi departamento, buscando, también, en dónde bañarme. En el departamento dentro del sueño dentro del departamento no había agua tampoco.
Una habitación, con paredes color durazno, y una cama en la que se antoja aventarse, saltar, desnudarse y tenderse a todo lo largo, sola o acompañada. En anaqueles cosas mías, tesoros de los años que se habían perdido en mudanzas y olvidos.
El baño, gigantesco. Una tina blanca en la que podría nadar, o dentro de la que podría ser acompañada y sonrojada.
No entendía por qué nunca había usado esa habitación de mi casa. Ahí había estado siempre, con blusas de seda de colores y libros escogidos. Una estancia que resguardaba secretos y silencios.
Estaba a punto de salir para no volver, y voltee a ver la ventana.
Frente a la cama un ventanal que daba a una carretera muchos metros abajo. Pero de la ventana a la carretera de un solo carril, había mucho verde. Acostada en la cama se veía por el ventanal un horizonte verde y coches y camiones pasando a una velocidad floja, casi saludándome en la distancia.

En ese momento pensé en mis otras dos habitaciones, en las que anidaba desde hace varios años. Mi recamara, apretada, pequeña, abarrotada. Mi estudio, azul, lleno de libros, discos, papeles que papaloteaban para distraerme.
Sí, tendría que mudarme a esa habitación mayor y más cómoda. Ahí dormiría y en las dos pequeñas trabajaría.

¿Estoy usando menos de mi de lo que debería? ¿habito menos dentro de mí de lo que debería?
(¿Cómo no había visto esa estancia antes? ¿Estaba tan profundamente enterrada en mi inconsciente que para descubrirla precisaba caer despierta?)

1 comment:

Carlos said...

Todos deberiamos tener habitaciones así

(( ))

( un paréntesis es un momento para respirar ) ( un paréntesis es un silencio para soñar ) ( un paréntesis es un espacio para estar )