Mi vida, últimamente, se divide entre palabras y palabras, oraciones disímiles que desean ser divididas en veinte documentos y cuatro cuadernos.
Mi vida está siendo plagada por los celos, escritura celosa.
mi novela anda quisquillosa porque no la he escrito en unos días, la abandoné por el libro, me dice, amenaza con borrarse, con terminar antes de lo planeado, con bloquearme para no poder escribir más, ah, tan remilgosa que es;
la poesía salta cual rana por toda mi casa y mis sueños, deseando ser escrita, como niño con deficit de atención, sale en el momento menos esperado y deseado y me urge a que ya, la escriba;
los cuentos aparecen y desaparecen, tanto los eróticos, que son apremiantes tanto a nivel pasional, como para sufragar al cuerpo, como los otros, que simplemente son (pero también amenazan con desaparecer de las yemas de los dedos si no los escribo en este mismo instante);
el ensayo erótico chupa mi insomnio, no, no es metáfora;
mis escritos se han vuelto amantes celosos que debo acariciar y tranquilizar, los beso con oraciones demás, para que con esos mimos vuelvan a sentirse el centro de mi palabrería. Les miento. Los apapacho mintiéndoles.
(sí, les miento a mis escritos, les digo que sólo están ellos para mí, que no hay nadie más, que no existe ni un otro escrito... así se tranquilizan, un poco, aunque no me creen...)